Su nombre se menciona desde hace años pero, como tantos otros topos de la SIDE, son camaelónicos y se adaptan a todas las circunstancias. Obtienen la información, no siempre de manera limpia, y la usan a su antojo. Raúl Martins ya supo estar en el ojo de la tormenta, no tanto en Argentina, donde fue miembro durante 15 años de la Side, sino en México.
La periodista Lydia Cacho, reconocida mundialmente por su lucha contra la trata de personas lo nombra en su libro "Esclavas del poder" como el propietario de la mayoría de los prostíbulos de lujo de Cancún y otras zonas paradisíacas del Caribe.
Haciendo valer su experiencia, y con millones de dólares "invertidos" en su negocio, hacía ingresar mujeres de distintas nacionalidades y les retenía los pasaportes mientras trabajaban en sus prostíbulos. No fueron pocas las mujeres que desaparecieron luego de resistirse a la explotación, indica Cacho. Pero las autoridades mexicanas le debían demasiados favores a Martins. Él había sabido guardar muchas carpetas con información. Y las noches de placeres en sus locales quedaban debidamente grabadas con cámaras ocultas. Material suficiente como para terminar con la carrera de cualquier político.
Ahora, sangre de su sangre, es la hija del propio Martins, Lorena Cristina Martins, quien lo denunció en la Justicia. Y advirtió que la red de prostíbulos estaba extendida a Capital Federal. Lorena Martins aseguró que su padre y "su estructura aportaron a la campaña política del actual Jefe de Gobierno Porteño Ing. Mauricio Macri".
La Side siempre fue una estructura rendida a los pies del poder de turno, pero con el peso necesario como para hacer sentir su poder más allá del partido gobernante. Bien lo sabe la presidenta Cristina Fernández que sentó a su lado a Carlos Soria cuando lo eligieron gobernador de Río Negro. Soria, el hombre que fue asesinado aparentemente por su esposa el primer día del año, había sido quien, durante años, siguió a los Kirchner y el que guardaba sus famosas carpetas. Si la denuncia de Lorena Martins se comprueba, ¿cuántas carpetas habrá guardado su padre del actual jefe de Gobierno porteño?